A MERCED DEL DINERO. C200: Yo no me quiero ir.
—He estado huyendo como un cobarde —siguió Lucas—. Corriendo de tus recuerdos… y de todo lo que me llevaba de vuelta a ti, pero la verdad es que no te he olvidado. No he olvidado nada. Todo lo que pasó entre nosotros sigue ahí, intacto. Cada fragmento de nuestra historia vive dentro de mí como una película que no puedo dejar de ver, como si mis pensamientos fueran el guion y mi corazón, el actor que no sabe improvisar.
Marfil lo escuchaba en silencio, con el alma abierta en dos.
—Te he amado más de lo que podrías imaginar —manifestó Lucas—. Me duele. Aún me duele. Me duelen tus mentiras, me duele tu afán por atarme a ti. Me duele que aparezcas cuando ya casi podía reconstruir algo tranquilo, algo sin ti. Me duele haberte amado como lo hice. Me duele tu voz, tu perfume, tu sonrisa. Toda tú… me dueles.
Marfil intentó levantar su rostro tomándolo con ambas manos, quiso mirarlo a los ojos, pero Lucas se aferró más fuerte a su hombro y negó con suavidad.
—No, por favor… —rogó—. No quiero q