A MERCED DEL DINERO. C116: ¿Yo estaba alucinando?
Por desgracia, Marfil no reaccionó como Abigail habría esperado. No se defendió, no mostró culpa ni tampoco satisfacción. Simplemente la miró, y lo hizo con una frialdad que resultaba casi insoportable.
Su mirada no reflejaba compasión ni culpa, ni siquiera un atisbo de lástima. Tampoco maldad. Era algo más peligroso: una muralla de indiferencia, un caparazón imposible de atravesar. Marfil transmitía una serenidad inquietante, como si el drama que Abigail estaba exponiendo frente a ella no le causara el más mínimo impacto.
—¿Eso crees? —soltó Marfil, con un tono carente de emoción.
Abigail frunció el ceño y apretó los labios con frustración.
—No entiendo —articuló, negando con la cabeza—. No entiendo cómo pudiste hacerme esto. ¿Era ese tu plan desde el principio? ¿Esa era tu verdadera intención? Pasaste por encima de nuestra amistad para llegar a él. No te importó nada, ni el daño que me harías. Me traicionaste sin pensarlo dos veces, y encima arrastraste a Richard contigo.
Abigail re