Dos semanas después
Realmente estaba por volverme loca. La semana que me habían dicho, se había extendido a dos y apenas hoy me habían permitido salir de la habitación. Estaba molesta, quería saber cómo estaba mi familia, pero, no tenía respuesta de ningún tipo.
Estaba por maldecir a Curthwulf quien ni siquiera se atrevía a hablarme. Es como si me culpara por lo que sucedió y no sé si hablaría del secuestro o el hecho de que casi muero.
— ¿Ya estas conforme?
— Carlos, no me digas que no enloquecerías estando encerrada.
— Necesitabas descansar. Ahora, ponte esto en la cabeza — dice Carlos dándome un gorro de lana.
— Carlos, hace calor, ¿Por qué me pondría algo así en la cabeza?
— Es por prevención, por si la brisa te golpea muy fuerte. Además, hay muchos gatos aquí, no sabemos si eso es bueno o no. Así que, también usa bufanda y chaqueta.
— ¿Quieres que quede como un pollo asado? — pregunto indignada.
— Bueno, por lo menos usa el gorro por favor.
— Dijiste que serias un mal anfitrión