Todos se movían rápidamente. Era como un ejército bien formado, desplegándose por todo el país. No tenían idea de donde buscar, si habían salido del país o no, pero, para eso estaban consiguiendo gente en cada parte del país.
Desesperados por encontrar su paradero, buscaban propiedades privadas con radares o vigilancia que hubiesen visto el helicóptero en el que se habían marchado y con ese rastro, estaban buscando.
— En total fueron cinco helicópteros que se movieron por la misma dirección. Dos de ellos aterrizaron en aeropuertos privados, uno se fue al sur y los otros dos tomaron el oeste. — informan a Bratt y Curthwulf.
— Eso debió ser plan de ese malnacido. Sabía cada uno de mis movimientos y por eso, se adelantó para enredar el rastro. — dice Curthwulf molesto.
— Es una persona mala que quiere dañar, claramente debe pensar anticipado.
— Lo que me molesta es que yo hice todo lo que él pensó que haría. No había un solo momento en que algo saliera bien, porque yo estaba jugando el