Bratt estaba molesto con su hermano, pero, sabía que tenía razón. No podía renunciar a su esposa e hijo, mucho menos sería capaz de hacerlo cuando había sido él quien los había puesto en riesgo en primer lugar.
— Está bien, hagamos esto. Pero, no puedo prometerte que los dos se salvaran. — le dice Bratt.
— Gracias, hermano. Solo no podría hacer esto.
— Solo… si ella sobrevive a esto.
— Cuando ella sobreviva — corrige Curthwulf.
— Bien, cuando ella sobreviva, tendrás que tomar una decisión, porque eventualmente ese bebé va a necesitar de nutrientes de un lobo y no de una humana, ¿lo entiendes?
— Lo entiendo, por ahora, vamos a controlar su condición. Después de eso, debemos irnos. Las cosas aquí no están bien y lo mejor es que nos marchemos lo más pronto posible antes de que nos vuelvan a atacar. — dice Carlos.
— Ningún lugar de mi familia es seguro. Todos los lobos encargados de la seguridad, conocen cada uno de ellos.
— Los de tu familia, lo conocen, pero, no de la mía. Llevémosla a