Al día siguiente
Un pequeño bulto de huesos, se lanza encima despertando a Charlotte. Los besos de un niño pequeño, hacen que el malestar y el cansancio desaparezca, mientras lo abraza y le da besos agradeciendo a la vida que él este bien.
— ¡Mamá, despierta!
— Estoy despierta.
— Pero, no te quedes solo besándome, vamos a alistarnos para ir al colegio. — dice Zaid emocionado.
— Ya voy. Ya voy.
— Rápido, mamá. Si nos demoramos, se nos va a hacer tarde— insistir Zaid.
— Ya me levanté. Ya me levanté — dice Charlotte somnolienta.
Charlotte comienza a hacer el desayuno, mientras Zaid termina de arreglarse y busca a Niebla por todo el apartamento.
— Mamá, ¿has visto a Niebla?
— Debe estar por algún rincón de la casa durmiendo— responde Charlotte
— Pero, esta mañana durmió conmigo y ya no está en mi habitación.
— Déjalo dormir. Seguramente está durmiendo. Ven a comer. La ruta va a venirte a buscar pronto — comenta Charlotte y le sirve el desayuno, para después peinarlo.
— Es extraño