La noche había llegado y yo me sentía al borde del colapso. Apenas nos habíamos detenido para comer y ayudar con los niños en sus tareas que no entendía en lo absoluto, para retomar mi tortura. Porque, eso era, tortura.
— Esto es demasiado para mí. Realmente no puedo seguir con esto.
— Puedes, aun te faltan diez vueltas más. — dice Curthwulf y yo quiero morirme.
— Por favor, necesito descansar.
— Mira, yo también necesito entrenar un poco. Quizás he bajado mi intensidad y es mejor que entrene un poco. — doce Curthwulf y ello no me emociona siquiera un poco.
— Entonces, entrena solo. Ya he tenido suficiente con eso. — digo agotada.
— No, señorita. Si estoy en esto es porque también voy a acompañarte. Así que, hagamos esto juntos.
— No entiendo esto en que me ayuda. No estoy recibiendo algún beneficio de todo esto.
— Ya te dije que en que te ayudaba, ahora, vamos a correr. — dice Curthwulf para después quitarse la camisa y mostrarme su torso lleno de tatuajes y músculos.
Ahora si nos e