Narrado por Amy Belmonte
Yo no soy chismosa, sólo me gusta estar bien informada del acontecer de mi alrededor. Basándome en eso, mis ojos no se apartan de Teodoro y de Aubrey en la piscina. Según el primero, eran “amigos”, pero me cuesta creer que esos dos son amigos con la posición que tienen.
Ambos están en bañadores, con los cuerpos muy pegados del otro, y con Aubrey diciéndole algo al oído. Diría que adrede está presionando sus grandes pechos en contra de él. Teo podrá estar rojísimo en la cara, aunque no se echa para atrás. Bueno, ni tonto que fuese.
Debería estar viendo hacia otro sitio, aun así, como ellos son los únicos en la piscina, y yo soy la única por las tumbonas, no puedo ver a otro lado. Me mata la curiosidad.
La curiosidad me termina de dar el golpe final cuando observo que Abigail está acercándose a los dos con bolsas de papel de un restaurante. Ella también está vestida como si hubiese usado la piscina.
—No me hagan disculparme por interrumpirlos, par de calientes —