Presentar a Damián a mi familia, es algo sin precedentes para mí simplemente por el hecho de que nunca había presentado un novio formal ante esta. La petición me saca de mi zona de confort, lo cual Damián nota con gran placer. Me está sonriendo con malicia.—¿Por qué pones esa cara de miedo? ¿O piensas casarte conmigo sin antes presentarme a tu familia?—No tengo miedo, es que estamos yendo muy rápido. ¿No te parece?—¿Ah sí? ¿Sabes qué también pienso lo mismo que tú con el matrimonio exprés? Pero no es que tenga opción, como tú tampoco la tienes — dice satisfecho — Llama, invítalos a la ciudad para este fin de semana.Mi corazón se agita, los nervios me invaden.—¿Ya? ¿Invitarlos? — pregunto desafinada. Él asienta.—¿No dices que quieres ganar mi confianza? Conocer a tu familia ha sido una solicitud directa de Rowan. Demuéstrame que estás de mi lado — ofrece satisfecho. Si no me gano la confianza de Damián, se cerrará más a mí, y dejaré de tener acceso a Dan. Si dejo de tener acceso
¿Cómo puedes salvar una cena después de semejante revelación? El resto de la misma fue sumamente incómoda, con Damián y yo tratando de que se escuchase algo más que grillos en la mesa. Layla no se atrevió a hablar por presión de nuestra madre, estaba molesta, muy molesta. Y no se calla más al entrar en el departamento.—¿Un padre soltero? ¿Siquiera sabes lo difícil que es salir con un hombre con un hijo pequeño Leonora Brown? — exclama mi madre.Amy y Layla nos dejan a solas con disimulo, se pierden por la habitación de la primera. La traidora de Amy no me ha podido ver a la cara desde que reveló antes de tiempo sobre el bebé.—Ay mamá, ni que fuera el fin del mundo. Sé que no es lo ideal, pero-—Se ve mayor que tú. Mucho mayor. ¿Cuántos años tiene? — exige saber con las manos en la cadera.—28. Cinco años de diferencia no es casi nada. ¿Tú no te llevas 10 años con papá? — argumento.—A los 23, cinco años, créeme que sí hace la diferencia. Ni tu corteza prefrontal está desarrollada.
El resto del fin de semana no fue nada agradable, me la pasé peleada con mi madre y con Amy. No fueron las únicas que me expresaron su desaprobación a mi compromiso, la familia entera se fue enterando de la peor forma. Mis hermanos fueron los primeros, Lucero me preguntó si era una broma de mal gusto y Lucién que desistiese con eso porque papá estaba al borde del colapso.Después me llamó mi prima Sara, preguntando que, si estaba embarazada, que a ella se lo podía contar porque entendía lo que era ser una madre casi adolecente. Mi prima Sara tuvo a su primer hijo después de los 26 y al otro casi con 30 años. Aunque su llamada me hizo reír, no como la de mi tío Leandro. Ni como la de mi abuelo Liam.La única que se alegró con la noticia y me llamó para comunicármelo, fue mi tía abuela Leah, a ella le pareció que mi gusto en hombres era refinado, y distinguido. Que soy la primera en décadas en importarle subir el prestigio a tal nivel de nuestra familia.Mi compromiso tenía que ser muy
Como Amy y yo andamos bajo el régimen del hielo, no tengo quien me distraiga de sólo pensar en Damián al dormir y al despertarme. Nuevamente estoy pensando en sus labios mientras toco los míos en este ascensor.Cuando las puertas se abren, camino más animada de la cuenta a su oficina. Esta vez no me importa que mis compañeros estén hablando de mí con disimulo, ya me he acostumbrado. Intento tocar, pero me detengo al escuchar la voz de Rowan dentro de la oficina.—Estás haciendo un mejor trabajo del que esperé con Leonora — lo escucho hablar.El estómago se me revuelve con eso, ya no hay mariposas allí, sólo relámpagos.—Has conocido a su madre, y han sido vistos en citas públicas. Eres un nieto obediente — se ríe.¿Cómo Rowan sabía de las veces que había salido con Damián? Me despego de la puerta, y tengo que concentrarme en Felipe que está regañando a un par de compañeras que estaban viéndome. Me acerco a éste, y durante ello, mis compañeras esconden los celulares. Es demasiado obvio
¿Por qué un arma y una foto están resguardadas de tal forma en un hogar lleno de extravagancias como éste? Esa es una pregunta que tengo que dejar para después porque he sido atrapada con las manos en la masa. Damián está allí en la puerta expectante de una respuesta.Finjo que estoy más preocupada por el celular al que se le estrelló la pantalla, no la extraña caja fuerte que había encontrado. Me agacho para lamentarme.—Quería hablar con mi hermana sin que tus empleadas me escucharán — miento.—De tantos lugares, ¿tenía que ser mi oficina? — cuestiona desconfiado.—¿No me la pasó metida en tu oficina en la empresa? ¿Qué tiene de anormal que me meta en esta? — miento, aprecio mi pobre celular — Tendré que cambiar de celular, tiene pocos meses… qué desperdicio.Intento salir de la oficina pasándole por el lado a Damián, pero él me sujeta del brazo. Obliga a que lo vea al rostro.—¿Puedes llamar a tu hermana para confirmar esa historia? — exige analítico.Frunzo mi ceño, me tiembla tod
Según mi investigación, los alter egos se forman como respuesta al trauma. Pero, Dan podía ser un personaje ficticio, así como un personaje basado en alguien real. Parece que esta es la confirmación de que es la última opción. En su medio hermano mayor.Tal pedazo de información, me pone en alerta. Más me acerco a Dan.—¿Así que, este eres tú y ese es Damián? ¿Seguro? — pregunto.—Segurísimo. ¿Por qué te confunde tanto? ¿No somos iguales? — cuestiona él poniendo el celular al lado de la cara.Con esta acción lo que consigo verificar es que, aunque el niño y joven comparten rasgos, no los comparten todos. Dan en esa foto tiene el cabello rubio y los ojos azules como la madre, el niño Damián tiene ojos y cabello marrón. Ese es definitivamente una versión pequeña del hombre que tengo en mi frente.—Dan… ¿te has visto frente al espejo alguna vez? — cuestiono con cuidado.Si pudiese hablar sin trabas, le diría que para que se diese cuenta que no tiene los ojos azules, ni el cabello rubio.
El departamento de Marisella está como lo encontré aquel día que no quiero recordar. Igual de solitario, silencioso y diría que con el mismo tipo de desorden cotidiano. Hay ollas en el lavaplatos, algo de polvo en los muebles y plantas que se están secando cerca de la ventana.No pareciera que aquí murió una persona.Dan tiene un rato largo en la habitación de Marisella. Yo estoy en la pequeña sala de brazos cruzados. No me gusta estar aquí, ni mirar en dirección al baño.—¿Qué tanto puedes buscar en su habitación, Dan? — pregunto queriendo irme.—¡Aquí está! ¡Ven princesa! — me grita él.Entro en la habitación sin ánimos, para impacientarme por la condición en la que Dan ha puesto este sitio. Ha arrimado la cama, desordenado el closet y ha levantado unas láminas del suelo.—¿No basta con que hayas roto la cerradura? ¿Ahora también estás dañando el piso?Dan no me hace caso, termina de sacar las láminas del suelo, y mete sus manos en una especie de agujero. De allí adentro saca una la
Narrado por Damián GoldsteinSu presencia es una distracción, y sus palabras son engaños. Desde que Leonora llegó a mi vida, nunca tuve que bajar la guardia ni ante su belleza, ni ante su espontaneidad, tampoco ante sus juegos infantiles. Las emociones son un lujo para la gente como yo. Querer sentir algo más allá de mi deber y propia preservación, se me está prohibido. Sus ojos, su calidez, su vulnerabilidad, deben ser una trampa. Nadie da nada sin un costo a cambio. Nadie actúa desinteresadamente y sin una agenda detrás de ellos. Pero… sus ojos, hay algo en sus ojos que me perturba, hay algo en su presencia que me impide concentrarme al estar ella presente. Era como si mi cuerpo tuviese memoria adherida a mis extremidades, como si mis manos quisieran tocarla; como si mis labios quisieran buscar los suyos. Pero en mi cabeza, en mi mente no hay recuerdos de nosotros siendo amantes por más que los quiera buscar. No hay nada. No importa de qué habla con el parásito, no importa las c