Narrado por Amy Belmonte
Los nervios que se acumulan en mi pecho sólo son comparables a los que tuve el primer día de escuela. Es una sensación desagradable y que no se la deseo a nadie. Pero henos aquí, bajando del auto para adentrarnos a la mansión Brown. La había visitado algunas veces, aunque no tantas como para no impresionarme por lo enorme que es.
Además del largo trayecto hasta la casa principal, entrar en esta vuelve a dejarme sin aliento. No comprendía cómo un edificio privado podría ser tan grande, en serio. Hago mi mejor actuación para fingir que me da lo mismo estar caminando por un patrimonio arquitectónico de la ciudad. También que me da lo mismo, ver como a veinte empleados uniformados corriendo de aquí para allá.
—¿Conoces la casa, no? — pregunta Luke ignorando cómo esa pobre gente corre de un sitio para otro.
—Sí, he estado aquí algunas veces con Leonora — respondo sonando normal.
—De ser así, no necesitarás una introducción aburrida sobre la propiedad. Bla, bla, no