Narrado por Amy Belmonte
Mi estómago y yo tenemos una relación complicada, diría que tóxica. No puedo recordar algún año de mi vida pasados los 25 en los que no me haya hecho pasar por un episodio de molestias. Solía saber con qué tratarlo, qué alimentos evitar, etc. Así que, era una raya más para el tigre que he tratado en los últimos días. Una que tendría en cuenta para este almuerzo con mi madre en esta terraza.
Estoy llegando a la pequeña mesa donde ella me alza el brazo para localizarla. Al estar cerca nos saludamos de beso y ambas tomamos asiento.
—Desayuné como a las 5:00 AM y tuve que pedir al llegar. Pedí nuestra favorita, lasaña. ¿De beber qué quieres? — explica mi madre.
—No podré comer lasaña. Tengo… otro inconveniente… de nuevo — sonrió con cansancio.
Amanda suspira, y pide al mesero más cercano que venga. Éste me ofrece el menú, por lo que pido pollo a la plancha con algunos vegetales cocidos, más agua. Se retira el chico.
—¿Qué tipo de problema estomacal tienes ahora? —