Darragh observó a Gianna. Sabía que Luna no había elegido ese vestido, las mangas largas eran un detalle que nunca le comentó. Sin embargo, no era el momento de preocuparse por eso; lo único que deseaba era tenerla a su lado, donde pudiera protegerla.
Su mente estaba en alerta. Ya sabía que la pelea era inevitable; los exploradores habían encontrado lobos bajo los efectos de la droga de Cornelia. El ataque podía suceder en cualquier momento.
Intentó comunicarse con Gianna a través de su vínculo, pero fue en vano. No podía alcanzarla, como si hubiera cerrado su mente de forma deliberada. La frustración se apoderó de él.
Darragh cambió de estrategia y llamó a William con un fuerte pensamiento. El vampiro captó la urgencia entre el caos de murmullos que siempre lo rodeaban en lugares concurridos, pero no podía bloquearlos porque estaba atento a cualquier pensamiento que pudiera resultar amenazador.
—¿Puedes entrar en la mente de Gianna? —preguntó Darragh.
William lo intentó, pero también