Tras salir de la casa de los Roth, Andrew entró a su auto y llamó a Tyler, con un auricular en una oreja mientras miraba el camino.
—¿Ella está en el Centro?
—Sí, señor. La trajimos aquí directamente tras capturarla.
—Perfecto. Denle una lección. Iré mañana, quizá por la noche, tengo otras cosas que hacer por el momento.
—Por supuesto, señor. Me encargaré de que la señorita se dé cuenta del error que cometió.
Aquella voz sonó con ligera suficiencia; sin embargo, Andrew no sentía nada. No había placer en lastimar a alguien, al menos no para él. Solo era algo que debía hacerse y ya, y la vida le enseñó que la gente muchas veces no solía entender por las buenas.
Soltó un respingo y siguió con su camino a casa.
Al llegar a su apartamento, se dio un baño y fue a trabajar a su computadora. Un par de minutos más tarde, su celular sonó con una llamada de un gran amigo al que conocía bastante bien.
—Ya recibí las muestras. Solo con verlas me doy cuenta de que hay algo, pero en unos días te ten