9. Te he conseguido una prometida
Gabriel entró a paso decidido en la sala del consejo seguido de Blake. Con cada paso que daba su poder titilaba con fuerza desde adentro de él y la furia era más que palpable en cada paso. Los cinco ancianos, representantes de su manada, y los líderes de las otras dos razas, vampiros y brujas, ya estaban ocupando sus lugares.
Los ojos oscuros y fríos del alfa miraron a cada una de las personas que estaban presentes mientras que tomaba asiento en la cabecera de la mesa, sus garras fuera de sus uñas sonándose con parsimonia sobre la mesa.
Sobraba decir que la tensión en la sala era palpable, y los murmullos se apagaron cuando él se inclinó hacía adelante desde su lugar. Sus ojos grises se clavaron en Gideon, el líder vampiro, con una intensidad que podría congelar el mismísimo infierno.
—Casi medio siglo ha pasado desde la última vez que pusiste un pie en mi casa, Gideon, puedo saber ¿A qué se debe esta reunión inesperada? —gruñó Gabriel, sin preocuparse por las formalidades.
Gideo