10. Voy a matarte
Gabriel se quedó de piedra al escuchar las palabras de su madre. La idea de un compromiso forzado lo llenó de desesperación, y lo primero en lo que pensó fue en Sofía. Su rostro apareció en su mente, y su corazón se aceleró. No quería revelar la existencia de su compañera, pero algo en él se negaba a aceptar el compromiso.
Él ya tenía una luna. Una que además le daría un hijo, su heredero. Frustrado, Gabriel preguntó:
—¿Compromiso? ¿De qué estás hablando?
Su madre, lo miró con suspicacia, como si sospechara que había algo en él que le estaba ocultando y luego dejando salir la risa respondió:
—Lo que oyes. Todo está arreglado, hijo. Estoy buscando lo mejor para nuestra manada, nos hemos debilitado más que nunca en el último año y según tengo entendido has estado buscando la manera de remediar eso. Pensé que era lo que querías.
“SI SI, SI, JODER, PERO NO ASÍ” Las ganas de gritar a los cuatro vientos sus pensamientos se estaban apoderando de él al igual que la desesperación, pero sab