La charla entre Rose y April fue interrumpida cuando el gran portón de madera se abrió, y Ryan sosteniendo a Hope en sus brazos ingresó.
April se puso de pie, su corazón brincó, lo recorrió con los ojos, estaba más apuesto y varonil, que la última vez que se vieron cuando eran unos jovencitos.
Rose frunció los labios con evidente molestia.
—Ve a dejar a la niña en la alcoba y baja a saludar a nuestros invitados —ordenó.
—Buenas noches —saludó Ryan con cortesía, casi ignorando la presencia de April, pues la mente del hombre se hallaba dispersa, sus pensamientos se centraban en el escenario que estarían viviendo Ava y Vanessa.
«¿Pero desde cuando le interesaba la vida de dos desconocidas?» se cuestionó.
Llegó a la alcoba de Hope, la depositó en la cama, la niña aún hipaba, había llorado gran parte del camino, pensando que Ava ya no la quería, hasta que el cansancio la hizo dormirse.
Ryan besó la frente de su sobrina.
—Descansa pequeña, mañana será un nuevo día.
Salió de la alcob