Manejar lo ayudó a disipar los pensamientos ya perpetuos sobre los sentimientos que en su interior se albergaban por Katherine Deveraux y que, por más que se negara a aceptar, estos pugnaban por exteriorizarse.
—Estás muy pensativo. —La voz de su mejor amigo Luifer, lo sacó de sus pensamientos.
Él lo observó con sobriedad y se limitó a tomar de su bebida.
—¿Qué, no ha sido todo dicha y alegría en tu paraíso de recién casado a últimas fechas? —insinuó con la burla característica su amigo.
—En mi vida todo marcha bien Aarón, he tenido algunos problemas ajenos a mi esposa, si es eso a lo que te refieres —mencionó tajante.
—¡Aarón! Tengo años de no escuchar ese nombre. —Exhaló su amigo con amargura, odiaba recordar y Daniel lo sabía, aun así, no se disculpó. Ante los ojos del mundo, su amigo daba un nombre, ante él, solo era Aarón. Alguien a quien la vida como a él lo hirió demasiado.
—No puedes seguir con la vida que llevas. ¿Desde cuándo no ves a tu familia, Aarón?
—Desde hace tre