-Deanna, querida. Tengo malas noticias. El teatro en el que te ibas a presentar en Paris sufrió un incendio terrible –
- ¡Dios mío! –
- Una tragedia, sin heridos por suerte. Lamentablemente, hasta que no terminen con las reparaciones y vuelvan a habilitarlo no podrás cantar allí ¿Quieres que busquemos otro? –
- No lo sé ¿Tú que piensas? –
- En verdad creo que deberíamos esperar, si no te molesta –
- Si, me parece lo mejor. Me vendría bien alargar el descanso –
- ¡Perfecto! En cuanto tenga novedades te aviso –
- Gracias, Sacha –
Tenía deseos de volver a subirse a las tablas, pero también de seguir quedándose con Philippa y su abuela. Ir de hotel en hotel y de ciudad en ciudad por tanto tiempo sin descanso la hizo extrañar más que nunca la comida casera y el calor del hogar.
Desde que Jonathan había vuelto a hablar no había dejado de llamarla un solo día, a cualquier hora, cuando podía poner sus manitos en la computadora de Ethan o de Daniel. Parecía que el niño quería ponerse al corrie