El Ambassador se estiró, se escurrió el sueño y abrió los ojos.
La luna de miel ya había pasado, los meses ya habían pasado. Era hora.
El equipo técnico comenzó a montar el escenario, ajustando cada pieza del decorado según los planos diseñados por Marcus, con las sugerencias de Leonard. La iluminación es clave, y los técnicos pasan horas programando las luces, creando los efectos necesarios para cada escena, y asegurándose de que todo esté sincronizado con la música; de que todo sea perfecto. El hormiguero empezaba a sentirse.
La vestuarista y sus asistentes ajustaban los vestuarios, que han sido cuidadosamente diseñados y confeccionados para adaptarse a los movimientos y las exigencias de cada interpretación. Los maquilladores y peluqueros buscaban sus materiales y ordenaban cada uno de ellos con precisión.
En el foso de la orquesta, los músicos afinaban sus instrumentos, ajustando la acústica del espacio; buscando la posición más cómoda, las distancias correctas y el director estab