43° El sacrificio.

El ejército de las tierras altas había llegado, y acampaba a las afueras de la ciudad, y ya estando ahí la guerra se sintió tan cerca que Rahyra sintió miedo. Habían pasado un par de meses desde que Cleo le había jurado lealtad y por más que intentaron, ninguno pudo comprobar que el concejero del rey había estado detrás de dichosa carta.

Después de unas semanas, Maiken había retomado su puesto como guardia real y había decidido ponerse a su servicio. Rahyra había notado como el semblante de su hermano decaía completamente cuando estaba en la misma habitación que el hombre y eso la preocupó, lo notaba triste y abstraído.

El tiempo y el buen trato habían vuelto a los hombres un poco a su estado natural, las mejillas de Raeyron había retomado al igual que el gesto burlón y firme de Sr Maiken.

— El rey me dijo que usted intercedió por mi — le comentó él una tarde en que ella le preguntó — ¿me permitirá ser parte de su guardia? — le preguntó — tal vez no le jure mi espada como Sr Eliver, p
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