La espera en el aeropuerto parece eterna. No sé si es que es mi impresión o si de verdad ya han pasado horas y no tenemos aviso de abordar. No tengo nada más que hacer que ver a la gente ir y venir por los pasillos.
Mi celular se ha perdido, no sé si lo dejé en el departamento o qué sucedió, podía devolverme, pero… ya era muy tarde. Sin embargo, no logré ni una cosa ni la otra.
Veo a las parejas enamoradas, tomándose de la mano, recostando las cabezas en los hombros del otro, hablando tranquilamente. Otros, con sus hijos dormidos en sus brazos... y pienso en ellas, en lo que me encantaría realmente estar con ellas. Me pregunto si estaré haciendo lo correcto.
¿Qué demonios voy a hacer en Alemania? Si desde el momento en que me alejo, mi mente se va a ellas, ¿cómo voy a pasar días, meses, y años... anhelándolas? Preguntándome qué será de ellas.
—Disculpe señor... el vuelo finalmente se ha atrasado... aún quedan un par de horas para saber cuando será la salida...— dice una de las s