La escena me parece tremendamente conocida. Yo estoy sentada en la sala de mi casa, viendo hacia la ventana el día soleado y muy hermoso. Me siento tan tranquila y pacífica, después de unos días complicados y tumultuosos... todo parece volver a la normalidad. A esta existencia tan maravillosa que llamo mi vida.
Lejos están los problemas en el trabajo, llamadas y mensajes de un ex, reclamos y amenazas de la familia de mi esposo, ni enfermedades ni preocupaciones por adopciones.
Había tenido muchísimas complicaciones, había perdido gente que amaba, me sentía incompleta y particularmente sola. Honestamente, sentía que la vida me estaba jugando una mala pasada, una extraña sensación de ahogarme y que hiciera lo que hiciera, no parecía salir a flote.
Hasta que decidí enfocarme en mí y en lo que yo quería, costara lo que costara. Una vez leí que uno se arrepiente de muchas cosas en la vida, excepto de ser valiente. Y yo creo que esa es la verdad más grande que hay
Yo no era una persona