Había pasado un mes y en ese tiempo Elizabeth y Roger se afanaron en trabajar sin descanso para que la presentación diera lugar.
Estaban más unidos que nunca y decididos a levantar la empresa.
Se jugaban mucho en esa presentación y Roger había estado tan detallista y centrado que ni siquiera toda la concentración de modelos y examantes, lograron que su relación peligrara.
Todo estaba listo y ellos esperaban que gracias a ese esfuerzo el nombre de la empresa volviera a estar en alza.
Elizabeth estaba feliz, en esa ocasión nadie la haría sentir una apestada que no debía aparecerse por allí para celebrar junto a su esposo.
Invitó a la familia de su esposo y su suegra tuvo que callarse sus palabras y agachar la cabeza.
Fue la primera en felicitarla por lo bien que estaban manejando todo.
Elizabeth sabía que esa mujer la odiaba y más desde que su matrimonio peligraba, pero no era culpa de ella que esa mujer sufriera las consecuencias de sus actos.
Esa noche irían juntos y no permitiría que