12.
cuando era más pequeña, tendría quizá unos diez, solía pensar que Hannah solo estaba confundida y perdida en su mundo de drogas. Claro que, siempre mantuve la esperanza de que se recuperaría, o al menos lo intentaría por mí… luego crecí y madure, congele mi corazón para protegerlo de tontas esperanzas y falsas ilusiones. Y ahora estaba a punto de conocer a mi verdadero padre. Sentada frente a Mar, ni siquiera podía escucharla o prestarle atención, me hablaba de muchos temas a la vez y mi vista estaba fija en ella, pero mi mente divagaba. Por primera vez en años, sentía nervios y mucha ansiedad. ¿Cómo seria él? ¿Acaso me quiere sin nunca haberme conocido? ¿Y si le decepcionaba saber lo que soy? Estaba tan ansiosa, el reloj parecía no querer avanzar y yo no podía evitar mirar las manillas cada cinco segundos.
—¿Estas escuchándome? No se ni para que pregunto si es claro que no. —inquiere cruzándose de brazos, agito mi cabeza y la miro con atención. —, ¿en que tanto piensas? ¿Es por lo de