Capítulo 67 Obsesionada con él
Luca, con los ojos aún un poco turbios por el alcohol y el sueño, la sostuvo cerca. Su agarre no era violento, pero sí firme.
La contemplo un rato y volvió a besar. Mientras le acariciaba el cabello y el cuello, la besó con firmeza y pasión. Ese beso, que duró al menos un minuto, dejó a Eleonor ruborizada y con las rodillas temblorosas por el deseo. Se moría de ganas por tocarlo.
Eleonor sospechaba que, si él la volvía a besar, no le iba a importar que él la poseyera allí mismo y todas sus resoluciones del día se irían a pique. En realidad, ya se lo estaba imaginando, y solo de pensarlo le daba vueltas la cabeza.
De hecho, Eleonor, cerca de él, era más consciente de su cuerpo de lo normal. De sus pechos, de sus pezones, de su vientre. Anhelaba que se los acariciara, lamieran y besaran.
Recordó lo que sintió cuando él la acariciaba y le besaba sus pies, cuando beso despacio todo su cuerpo para extender su placer, en las increíbles sensaciones que le pro