Capítulo 28 No volveré contigo ni a tu empresa
Eleonor sintió que todo a su alrededor se paralizó. Las personas que iban y venían se hicieron invisible a sus ojos. No escucho ningún ruido. Lo miro fijamente, con sus ojos grandes y asustados.
Él le sonrió. Sin poder evitarlo, a ella le pareció arrebatadora su sonrisa. La vida fue injusta cuando le dio a este hombre tanto atractivo.
—No te asustes. Cuando te asustas o estás triste, tus ojos se parecen a los de Bambi. ¿Lo recuerdas, el venadito del cuento?
Ella se sonrojó, esta vez de furia.
—Déjate de estupideces. ¿A qué te refieres cuando dices que quieres lo mismo que Michael? —su voz temblaba, entre la indignación y la confusión.
—Me refiero a lo de las telas y, por supuesto, pagaré el precio justo, solo por tener un proveedor seguro. Pero en este caso específico, esos tejidos delicados podrían ser para la colección de prendas de vestir tallas grandes. —Se acercó más a ella—. ¿No crees que una mujer talla grande merece vestir una pr