-¡Marián, mira quien llegó! –Escuchó de la voz de su madre. Colocó la vajilla sucia en el interior del fregadero y se dirigió a la sala de estar.
-¡Hola! –Expresó con alegría al tener al frente a su mejor amiga, la cual no veía desde hacía meses.
-Marián, ¿cómo has estado? –dijo Cristina, su prima llegó con ropa deportiva y un bolso de mano consigo.
-Bien, no me avisaste que venías.
-Te estuve llamando y escribiendo toda la tarde. ¿Qué pasó con tu teléfono?
-Está arriba, tengo horas sin mirarlo, quería desconectarme de la tecnología. Además quería evadir las llamadas de mi ex.
-¿Qué pasó? ¿Volviste con él?
-No, para nada. Solo me había acercado a él para ganar un poco de dinero.
-¿En serio? –Preguntó Cristina con extrañeza.
-¿Vas a quedarte esta noche con nosotras? –Preguntó Marián para cambiar la conversación. Se dio cuenta que su madre tenía la oreja parada y había cosas que aquella no debía enterarse.
-Así es.
-Sube, vamos a mi habitación –dijo Marián y se aproximó hacia el pasil