Capítulo 30
Dos semanas después.

Ernesto se encontraba saliendo de los juzgados en compañía de Daniel, sonreía satisfecho, ya que se habían presentado las pruebas suficientes sobre el maltrato que la niña recibía, por lo que no se le permitiría ver a la pequeña a Sandra, además, ya que dentro de la demanda se había solicitado protección para la menor, ya que consideraban a su madre como una mujer agresiva.

Caminaban hacia el auto cuando fueron alcanzados.

—Ganaste una batalla —la abogada expresó—, pero no la guerra —sentenció—. Voy a devolverle a mi cliente la custodia de su hija —refirió mirándolo a los ojos—. Has caído muy bajo.

Daniel negó con la cabeza.

—Haga lo que considere necesario, abogada —mencionó mirándola con seriedad—, solo no se le olvide que quien está en juego es una menor, y su vida está en riesgo —indicó.

La hermosa abogada observó a Daniel y luego a Ernesto.

—Mi cliente niega las acusaciones —señaló—, es su palabra contra la de ella, la mujer está sufriendo porque no ve
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