—¿Eh? ¿Van a publicar nuestras fotos también? —preguntó Rubí con incredulidad.

—Después de que se filtraron esas imágenes tuyas con Noah, si ahora aparecen fotos nuestras... no se verá bien —dijo Marcus en un tono grave—. Y menos con la cercanía que mostraban esas tomas.

La miró con seriedad antes de continuar:

—Te lo digo para que estés preparada. En internet, a la gente le encanta inventar y difundir rumores. No puedes dejar que eso te afecte. Yo me encargaré de todo. Este tipo de escándalos se desvanecen tan rápido como aparecen.

Rubí asintió, aunque seguía intranquila. Sabía que los internautas no debían subestimarse. Si alguien realmente quería atacarla, no tardaría en pagarle a escritores fantasmas para inventar historias aún peores. Solo de imaginarlo, su expresión se volvió sombría. ¿Qué iba a hacer si todo empeoraba?

Mientras ella pensaba, Marcus hizo una llamada y luego encendió su portátil. Se sumió en el trabajo durante varios minutos hasta que Gavin tocó la puerta.

—Señor