Durante los días siguientes, la vida de Rubí fue relativamente tranquila. Cada miembro de la familia estaba ocupado con sus propios asuntos, y no hubo incidentes significativos. No obstante, Zoey continuaba mostrándole sonrisas tensas y forzadas, lo que solo aumentaba las sospechas de Rubí. Además, Leonardo la ignoraba por completo, algo inusual en él.
La familia York, por su parte, se hallaba en plena transición. Tobías se había reunido con los ancianos para anunciar oficialmente el regreso de su hija perdida. Nadie lo cuestionó, pero había matices detrás de cada gesto y comentario.
Rubí, como hija biológica de Tobías, se convertía ahora en un rival directo para Zoey, la hija adoptiva. Y aunque Leonardo también era hijo biológico, su estado de salud nunca había permitido que lo consideraran como sucesor.
Sabrina, entretanto, lidiaba con la curiosidad de varias mujeres de la familia, ansiosas por conocer a Rubí. Sin embargo, había decidido mantener un perfil discreto para su hija. La