—Después de perderte, tus padres pasaron años muy dolorosos, Serena.
Pero últimamente han encontrado algo de paz. Están bien.
Los ojos de Serena brillaron con lágrimas contenidas; algunas escaparon y rodaron por sus mejillas.
Tras unos segundos de silencio, alzó la vista hacia Noah, quien la miraba preocupado.
—Noah… no les digas que he vuelto todavía.
Encontré a mi padre biológico, y hay cosas que debo resolver antes.
Aún no es el momento de reunirme con ellos.
Noah frunció el ceño, sorprendido.
—¿Por qué no sería un buen momento? —preguntó, evidentemente desconcertado.
Las lágrimas de Serena cayeron con más fuerza. Agachó la cabeza para ocultar su expresión y respondió:
—Porque todavía no he recuperado a Dylan.
Sabes cómo es la familia Maxwell.
Recuperarlo no será nada fácil.
Y es más seguro… si creen que no recuperé la memoria.
La sorpresa inundó los ojos de Noah.
—¿Quieres recuperar a Dylan? —preguntó, atónito.
—Por supuesto —respondió Serena con una firmeza estremecedora—.
Es mi