Capítulo 400

Serena llegó a su auto, estacionado justo frente al café. Subió rápidamente, todavía llorando, con el rostro pálido y desencajado.

Sus manos temblaban tanto que falló varias veces al intentar encender el motor. Eso solo aumentaba su angustia.

Cuando finalmente logró arrancar, rompió en un llanto aún más desgarrador.

Antes de que pudiera avanzar, Noah golpeó la ventanilla.

—¡Serena, por favor, cálmate! Abre la puerta.

Serena lo ignoró, enfocada únicamente en alejarse de allí.

Noah sintió un dolor punzante al verla en ese estado, como si cuchillas le atravesaran el pecho.

—Serena, no hagas esto. Por favor, abre la puerta. No conduzcas así.

Pero ella no lo escuchaba.

Estaba atrapada en su desesperación.

Al ver que no iba a atenderlo, Noah corrió hacia el otro lado, abrió la puerta del pasajero —estaba sin seguro— y subió de inmediato.

En cuanto cerró la puerta, Serena pisó el acelerador.

El auto salió disparado, acelerando cada vez más.

—¡Serena, por favor! No hagas nada precipitado —int
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