Dicho esto, Rubí había aprendido algunas tácticas pasivo-agresivas de Marcia, y ahora quería ponerlas a prueba con Zoey, una experta natural en ese tipo de estrategias. Quería comprobar si funcionarían con alguien que dominaba tan bien el arte de la manipulación sutil. Incluso pensó en invitar a Marcia a comer pronto, para pedirle algunos consejos más refinados.

La madre y la hija entraron al edificio principal acompañadas por Marcus. Mientras tanto, Tobías, que aún hablaba por teléfono, no mostraba la misma sonrisa amable de antes al ver a Rubí, aunque tampoco parecía tan severo.

—¿Qué ocurre, Zoey? —preguntó con cautela, intentando averiguar cómo se sentía ella.

Si Zoey fingía que no le importaba, lo encontraría sospechoso, porque la conocía demasiado bien. Pero si mostraba demasiado malestar, también lo decepcionaría, pues sentiría que había criado a su hija en vano. En cualquier caso, se encontraba dividido; por eso, en ese momento, la reacción de Zoey era crucial.

—Padre, ¿ya rec