Rubí lo observó en silencio, su mirada se suavizó; había menos consternación e ira en su rostro.
—¿De qué exactamente me estás advirtiendo? —preguntó finalmente.
Noah sostuvo su mirada por un instante antes de suspirar profundamente.
—La madre biológica de Zoey te vio —dijo con voz grave—. Probablemente te reconoció. La escuché hablar con Zoey por teléfono.
Sin esperar a que Rubí reaccionara, Noah le relató todo lo que había escuchado. Le explicó cómo la mujer había conversado por teléfono, lo que había alcanzado a oír y lo que había deducido del tono de Zoey. Sabía que Rubí, tan perspicaz como siempre, entendería el peligro implícito.
—Ya lo imaginaba… —murmuró Rubí con voz baja y sombría. Después de un largo silencio, exhaló despacio y añadió—: No me extraña que digas que estoy en peligro.
Si Zoey sabía que ella estaba allí, con una pequeña investigación todo podría salir a la luz. Debía actuar rápido, antes de que fuera demasiado tarde.
Afortunadamente, Tobías llegaría al día sigui