Poco después, Rubí fue llevada a la oficina de Tobías. Caminó con calma hasta la puerta y llamó suavemente.
Tobías miró a Arthur.
—Abre la puerta. Es ella.
Arthur asintió y abrió sin hacer ruido.
En el umbral apareció una joven hermosa y de rostro fresco. Llevaba unos jeans sencillos y una chaqueta blanca ligera, perfecta para la temporada. Su cabello rubio, recogido en una cola de caballo, realzaba su aire natural. Llevaba un bolso cruzado y zapatos Chanel.
Si no fuera por su apariencia llamativa, Tobías habría pensado que se trataba de una delegada estudiantil enviada por alguna universidad para presentar una queja.
En Ciudad City existía una norma: si los estudiantes estaban descontentos con la escuela, podían escribir una petición conjunta al rey, quien seleccionaba uno o dos delegados para entrevistarse con él.
Tobías había supuesto que la mujer capaz de hacer que Marcus se enamorara perdidamente y abandonara a Zoey debía ser alguien extraordinaria. Sin embargo, al verla, se dio