Sabrina la miró con el ceño fruncido.
—Entonces… ¿sería mejor que yo plantara la duda, para que él mismo decida investigar?
—Exactamente —respondió Rubí, asintiendo—. Una vez que mi padre comience a investigar, la verdad saldrá a la luz. Pero antes de eso, quiero reunirme con él algunas veces.
—¿Reunirte con él? —preguntó Sabrina, sin entender del todo.
Rubí asintió y dijo:
—Sí. Deberías hacer lo que te pedí primero, y luego te contaré más al respecto.
Al ver la expresión segura y decidida de su hija, Sabrina tuvo algunas ideas en mente. La miró con atención y respondió:
—Está bien, te escucharé. Tomaremos el riesgo esta vez.
—Mamá, también necesito que me cuentes qué cosas le gustan a papá que no sean de conocimiento público —dijo Rubí con seriedad—. Quiero que sienta que su hija biológica es la única que comparte sus intereses, para que crea que mi regreso a la familia York fue su propia decisión.
De lo contrario, si regresaba demasiado pronto tras un escándalo tan grande, su padre