Mundo ficciónIniciar sesión—Sí —respondió ella.
Intentó contener las emociones, pero las lágrimas se desbordaron como una presa rota, cayendo en oleadas de tristeza y desesperación.
Marcus no pareció sorprendido, pero al mirarla, su mirada se volvió cada vez más sombría. Después de un largo silencio, dejó escapar un suspiro profundo y dijo:
—El niño es mío, así que no puedes llevártelo.Rubí se quedó helada. Luego, con voz temblorosa, replicó:
—No tengo ninguna intención de llevarme al niño. Solo me iré por unos días. ¿No me dejarás volver?—Simplemente no podemos volver a ser como antes —dijo Marcus, perdiendo los estribos por un instante.
Rubí se quedó inmóvil, sin saber cómo responder.
“¿No podían regresar?&rd






