La reportera, que al principio solo estaba tanteando la posibilidad, se llenó de entusiasmo al escuchar eso y asintió repetidamente.
—¡Sí, por supuesto! ¡Muchas gracias!
Con energía renovada, regresó por su cámara y le dijo:
—Ustedes pueden comer con normalidad, solo tomaré algunas fotos rápidas.
Rubí asintió y continuó alimentando a Dylan con calma. Le limpió la boca, le sirvió jugo y comió con él como si los fotógrafos no existieran. Su serenidad y sencillez contrastaban con el bullicio de los flashes.
Sabía que, con los reporteros presentes, cualquier gesto exagerado sería interpretado como vanidad, así que prefirió mostrarse natural.
Cuando la reportera terminó de tomar las fotografías, revisó las imágenes y no pudo evitar quedar impresionada.
Rubí era deslumbrante incluso en la simplicidad, y Dylan, con su dulzura inocente, hacía que cada toma pareciera una escena familiar de una película.
Le mostró algunas fotos a Rubí y dijo con orgullo:
—Mire, tomé sus perfiles laterales. La l