Rubí negó con la cabeza y dijo:
—Acabo de comer y no tengo mucho apetito en este momento. Siempre me duele el estómago.
Sherry dejó el recipiente de comida a un lado y comentó con suavidad:
—Todos estos son bocadillos ligeros y deliciosos. Creo que puedes comerlos más tarde cuando tengas hambre. La sopa de abulón normalmente lleva gelatina de pescado, pero tuve miedo de que te provocara náuseas, así que no la incluí.
Rubí sonrió con gratitud.
—Gracias por tu esfuerzo.
Sabrina soltó una pequeña carcajada.
—Esto no es nada. Además, es una buena manera de mantenerme ocupada. Aunque nuestra relación es… un poco peculiar, me alegra mucho saber que estás embarazada.
Mientras hablaba, miró de reojo a Sherry y luego volvió a Rubí:
—No solo me conoces a mí, sino también a Sherry. De alguna manera, parece que tenemos una conexión inevitable.
Rubí notó que Sherry no le había contado nada a Sabrina, así que fingió ignorancia y respondió con una ligera risa:
—Sí, estamos destinadas a cruzarnos.
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