Rubí suspiró.
—Todos sus sueños se derrumbaron. Y ahora, mamá y papá saben quién es realmente y lo que ha hecho.
—Al menos ya está a salvo —dijo Marcus con firmeza.
Rubí, aún inquieta, preguntó:
—¿Capturaron al guardaespaldas y a Erick?
—Sí. Erick es astuto, pero al final no es rival para Gavin y su equipo. Están entrenados; él no tenía ninguna posibilidad.
Rubí asintió, entendiendo. Tras un momento de silencio, miró a Marcus y preguntó con cautela:
—¿Qué piensas hacer con ellos?
—Entregarlos a las autoridades. Nosotros no hacemos el trabajo sucio gratis —respondió Marcus con frialdad.
Rubí asintió despacio.
—Está bien… entonces descansa.
Sabía lo que Marcus buscaba: al poner el caso en manos de la justicia, la identidad de Erick saldría a la luz pública, y los medios lo amplificarían. Así, las autoridades no tendrían otra opción que actuar con rigor.
Aun así, Rubí no pudo conciliar el sueño. Se dio vuelta varias veces en la cama, mientras Marcus, también despierto, le preguntó en voz