Melisa se quedó sin palabras. Dylan siempre había mostrado rechazo hacia ella; no tenía cómo refutarlo. Sin embargo, su rostro se tensó de disgusto, incapaz de aceptar que Rubí entrara tan fácilmente.
Por dentro, temía que Marcus hubiera descubierto más de lo que aparentaba. Aun así, fingió serenidad.
—Yo solo temo que ella le haga daño. Después de todo, Dylan está en ese estado por culpa suya.Marcus no respondió. Su silencio, sin embargo, fue más perturbador que cualquier palabra.
Mientras tanto, Rubí se acercaba temblorosa a la cama. Tragó saliva al sentir la mirada dura de Dereck clavada en ella, como si quisiera atravesarla. Pero reunió valor y posó los ojos en Dylan.
El aire se le escapó de golpe. Su corazón pareció detenerse. Se cubrió la boca para no soltar un sollozo.