Capítulo 63. Grandes sorpresas
En alguna parte de Rusia
La mujer miraba como un grupo de hombres vestidos de trajes negros bajaban a la tierra el ataúd de su marido. El hombre con el que había compartido los últimos años de su vida, aunque por fuera su actitud era contrita, por dentro no podía dejar de sentir cierta satisfacción.
¡Al fin era libre! Ya no lo tendría en su vida para vigilarla y controlarla. Le había costado un poco encontrar la manera de librarse de él, pero en el mundo donde su marido trabajaba los hombres no solían durar mucho. Lo mejor de esos años de sacrificio había sido la fortuna y los contactos que le había dejado.
Con ese dinero se operaría para trasformar sus facciones y se compraría una nueva identidad, después podía comenzar a planificar su venganza. Ya tenía todo preparado, al día siguiente saldría muy temprano para Tailandia, el paraíso de las clínicas de cirugía estética, allí iría con un cirujano plástico que era experto en cambiarle la cara a las personas. Su costo era elevado, per