Capítulo 34. Una sorpresa de entrada y otra de salida.
Bianca palideció cuando escuchó la voz de Lorenzo a su espalda, se giró con nerviosismo, de la mano de su esposo venía Gianna.
―¡Mamá! ―Gianna soltó la mano de su papá y corrió a abrazarla, salvándola de la situación y dándoles unos minutos extras para pensar en una excusa.
―Mi pollito, mira, ella es tu tía Gia, mi hermana.
Cariñosa, Gianna, abrazó y besó a su tía. Su hermana le hizo espacio a la niña en el sofá para que se sentara entra ambas y se puso a hablar con la niña para darle tiempo a Bianca de inventar alguna excusa para su esposo.
―Perdona, Lorenzo, le estaba contando a Gia sobre nuestro matrimonio ―mintió Bianca señalando a Gianna con discreción.
Él asintió con un ligero movimiento de la cabeza, dándole a entender que no había ningún problema. Bianca respiró aliviada.
―Es una historia bonita, sobre todo el que se hayan enamorado ―aseguró Gia mirando a Lorenzo.
―Soy una torpe, Gia, él es mi esposo Lorenzo ―dijo Bianca a su hermana, para después agregar ―Lorenzo, mi hermana