Capítulo 21. Los celos de Lorenzo.
El apartamento de Lorenzo en casa de sus padres estaba en el último piso e incluía el desván que estaba habilitado como un salón de juegos. Sin embargo, a él le gustaba salir por la ventana y sentarse en el techo a contemplar las estrellas y aspirar el aire fresco.
La fiesta había terminado y cuando Bianca y él subieron a la habitación se dieron cuenta de que Gianna se había despertado por una pesadilla y llamaba a su mamá a gritos.
―No pasa nada, mi pollito, aquí estoy, no te voy a dejar.
―Prométemelo, mamá, júrame que nunca me dejarás de nuevo.
―Te lo prometo, mi corazoncito, siempre que me necesites estaré a tu lado.
Entre ambos la habían calmado, sin embargo, su hija se aferró a su nueva madre. Lorenzo se marchó al baño para darse una ducha y despejar su cabeza. Al terminar se puso el pantalón del pijama, preparó una cafetera y subido al desván con una taza de café a analizar todo lo que había pasado esa noche.
No le gustaba la familiaridad con que Fabricio y Bianca se tratab