El clima cálido y con un aire fresco nos saluda al abandonar el interior del refrescante auto de Erick. El sol luce en un cielo despejado, sin presencia de nubes amenazantes. Agradecí por otro día maravilloso, y que mejor a su lado. 

La feria se encontraba en el puerto, casi cerca del mar, ocupa una gran porción del terreno y parece un lugar lleno de vitalidad, con la gran rueda sobresaliendo en el medio y las luces de colores preparadas para llenar la oscuridad de la noche.  

Bajamos del auto y toma de mi mano para caminar hacia el lugar, lo observo con disimulo y puedo notar en su rostro felicidad, tal vez sea por pasar la tarde conmigo, como yo también, me sentía muy feliz a su lado. Me sentía un poco extraña, pero no incomoda. Era porque no entendía porque razón me había traído a una feria y no a un restaurante de esos lujos que suelen frecuentar los millonarios, y no es que deseará ir alguno, yo prefería lo sencillo y común. P