Eva North
Eran las tres de la tarde cuando comencé a recorrer los alrededores acercándome un poco más a los límites del centro de la aldea.
Nunca había ido a ella sola, porque aun tenía arraigadas en mí viejas reglas que me prohibían ir a la boca del lobo sola y la boca del lobo en mi antigua manada era el centro. Donde habían más flujo de personas y dónde muchas de ellas escucharían como era maltratada sin molestarse en intervenir.
Pero poco a poco esas ideas iban abandonado mi mente, por eso me atreví a adentrarme en el pueblo y recorrer sus calles hasta dar con el parque.
En un momento clave terminé doblando a la derecha y choqué con un cuerpo menudo que terminó en el piso ante el choque.
Con el ceño fruncido miré a la chica en el suelo que no parecía estar herida, pero tampoco muy ubicada en tiempo y espacio.
—Oye ¿estás bien? —cuestioné con un deje de preocupación.
—Si, lo estoy, no te preocupes.
Ella se levantó y me tendió su mano con una sonrisa mientras me miraba como si me co