101. NUESTRO
[SOFÍA]
La habitación está apenas iluminada por la luz de la luna que se filtra entre las cortinas. Francesco y yo estamos recostados en la cama, yo apoyada contra su pecho, y él rodeándome con los brazos como si quisiera protegerme de todo. Siento cada latido suyo, cada respiración que se sincroniza con la mía, y me hace sonreír sin darme cuenta.
—Sofía… —susurra, con esa voz grave que siempre me hace estremecer—. Tenemos que hablar de nuestra boda. De cómo vamos a hacer para mantenerlo todo en secreto… y de lo que vendrá después.
Le doy la vuelta suavemente, mirándolo a los ojos. Su mirada me quema de emoción y ternura al mismo tiempo.
—Lo sé —respondo—. Quiero que sea nuestro momento. Íntimo, sin distracciones, sin el mundo entero opinando. Solo nosotros, y nuestras familias más cercanas.
Él sonríe, y sus dedos recorren mi brazo con suavidad. La familiaridad de su tacto me hace sentir segura, protegida, amada.
—Lo he imaginado tantas veces desde que te bese por primera vez —dice, b