Alana.
ACERCAMIENTO.
—Señor… —mis palabras salieron demostrando la impresión que me estaba causando verlo aquí, después de todo.
—Farid… —el príncipe se acercó para corregirme, pero en un momento se detuvo, y me señaló el sofá, para que fuera a sentarme.
Aún tenía los nervios de esa elección del palacio en el estómago, y nunca vi venir que cuando llegara a descansar de este día, el mismo príncipe estaría aquí.
Caminé dejando las sandalias a un lado, y traté de adelantarme a los hechos.
—No estoy acostumbrada a esto… —señalé las sandalias—. Mis pies estaban muy adoloridos…
Farid asintió con el rostro serio, y luego lo vi sacar su móvil de la chaqueta como si estuviera vibrando en sus manos.
—No te preocupes por eso… no vengo a hablar de ello… —Pero entonces, hizo una pausa, y luego habló por su teléfono—. Bien… ahora solo ignóralo… hablaremos más tarde…
Noté como finalizó la llamada, y luego me observó de nuevo.
—Vengo porque… quiero hacerte una petición…
Abrí mis ojos un tan