Luego de la discusión con Alicia, Ethan giró el rostro hacia Jazmín, que seguía paralizada detrás de él. Su expresión era confusa, como si no supiera qué decirle. Aplanó los labios en un gesto de desconcierto y sin pronunciar palabra, se dirigió al sofá, tomó su saco, el maletín y salió de la mansión, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria.
Tatiana observó a su amiga con tristeza y se aproximó hacia ella.
—No fue tu culpa —apenas alcanzó a decir, cuando de pronto se escuchó el llanto de Oliver.
Aquel sonido devolvió a Jazmín a la realidad, reaccionando al instante. Subió las escaleras a toda prisa y entró en la habitación del pequeño, mientras Tatiana se dirigía a la cocina. Al llegar al pasillo, la morena se detuvo al escuchar un comentario mordaz que emitía su compañera de trabajo.
—Veremos cuánto tiempo durará aquí ahora que el señor Ethan sabe que no es más que una mosquita muerta —soltó Jimena, con malicia.
Tatiana entró de golpe.
—Deja de estar hablando de Ja