Luego de cenar, Juliette regresó a la habitación. Ethan se levantó del sillón apenas oyó el llanto del bebé y caminó hacia ella con el niño en brazos.
—Creo que ya le corresponde su biberón —dijo él, sorprendiendo a la niñera.
Realmente Ethan llevaba un control minucioso en cuanto a los horarios en que su pequeño debía ser alimentado. No quería correr riesgo alguno. Con el susto que se había llevado el día anterior, era suficiente.
—Sí, Ethan —Lo tuteó con ligereza.— Ya le pedí a Soledad que lo deje listo y me lo mande con la otra empleada.
—Preferiría que se dirigiera a mí como a un jefe, Srta Suárez. —espetó:— Con respecto a la habitación donde deberá quedarse, ordené que prepararan la recámara del lado derecho, así podrá estar más cerca de mi hijo. —explicó— Si necesita algo para mi hijo durante la noche, estaré pendiente en mi recámara. De lo contrario, comuníquese con Soledad.
—Está bien, señor Whote como usted ordene. Después de darle el biberón me quedaré con él hasta qu